La investigación y el análisis de las prácticas rituales denominadas peregrinaciones habían sido, hasta hace algún tiempo, un aspecto de poco interés para los etnógrafos mesoamericanos quienes se dedicaban a investigar otros aspectos de la religiosidad popular, tales como las mayordomías o las fiestas patronales en las comunidades rurales, temáticas que han constituido una “sub-especialización”. Casi desde el inicio de la etnografía moderna, el análisis de la peregrinación, salvo excepciones importantes, había sido esporádica y de carácter fortuito.
Sin embargo, esta situación fue modificándose poco a poco con la aparición de publicaciones como las de Ross Crumrine y Alan Morinis,1 en el contexto latinoamericano, y específicamente Carlos Garma y Roberto Shadow2 en el mexicano. La obra de la doctora Beatriz Barba de Piña Chán viene a engrosar este acervo que crece a pasos agigantados tanto por su cantidad como por su calidad.
Para destacar la importancia de la aportación que se hace con la edición de este nuevo libro, debe recordarse que la peregrinación religiosa es un fenómeno de carácter universal, y que en nuestro país millones de mexicanos se desplazan del espacio cotidiano comunitario en peregrinación, incorporada o no, para visitar y rendir culto a una imagen o al santo de su devoción.
En esta colección de artículos se alude a la universalidad del fenómeno romero, ritual que según documentos se practica desde los tiempos antiguos, en Mesoamérica, en Grecia y en Egipto, así como en la sociedad musulmana, en la judía, en la hindú y, por supuesto, en la cristiana.
Los enfoques tradicionales utilizados por los antropólogos en su acercamiento a los ritos peregrinacionales han variado, ahora este análisis se hace desde el funcionalismo, y también desde el estructuralista-simbólico.3 Sin embargo, a mediados de la década de los ochenta el pensamiento durkheimiano dominaba las interpretaciones del acto peregrinacional. En algunas investigaciones posteriores a esa fecha, se han integrado las ideas y conceptos propuestos por Weber y Gramsci, cuyos intérpretes insisten en la necesidad de examinar las expresiones ideológicas y culturales de acuerdo con las clases sociales que las engendran; es posible que esta perspectiva sirva como un puente entre las corrientes culturalistas y simbólicas asociadas con la antropología norteamericana (representada especialmente por Clifford Geertz) y las orientaciones identificadas con el materialismo histórico.
No obstante, debido a los avances en el estudio de la religión popular en América Latina y al desarrollo de corrientes críticas de análisis de las culturas subalternas (influidas por pensadores como Bourdieu, Berger, Rudé y Thompson, entre los más citados) aparecen en la segunda mitad de la década de los ochentas, nuevos paradigmas en la interpretación de la peregrinación.
Nos dimos cuenta que en estos artículos, los estudios se basan en diversos marcos analíticos, por ejemplo, el trabajo de Ana Rita Valero se apoya en el funcionalismo para enfatizar que las peregrinaciones “tienen la virtud de reunir a los distintos estratos sociales” con la consiguiente “ruptura de las diferencias sociales”.4 Así también, la investigación de José Luis Noria, “El santuario de Juquila y los usos ideológicos”, destaca el importante papel que este santuario cumple entre los indígenas, y agrega que, aunque el gasto ritual provoque erogaciones económicas es más fuerte el sentido de reciprocidad y la necesidad de cohesión social.5
El estudio de la peregrinación a Chalma del joven antropólogo Ricardo Macip, quien desde las corrientes culturalistas y simbólicas destaca el profundo sentido emocional y la gran riqueza simbólica asociados a los espacios sagrados que se recorren durante la peregrinación campesina cholulteca; en un enfoque similar al de Macip, y apoyado en el delicioso y detallado relato de los rituales, el maestro Joaquín González escribe “Peregrinares de abril y mayo a través del Papaloapan, aproximación geoetnográfica del culto del Cristo Negro.”
Los trabajos reunidos en este libro nos invitan pues, a repensar los marcos conceptuales empleados en el análisis de los rituales del romero, a meditar en torno a las prácticas peregrinacionales y su profundidad en el tiempo y el espacio, como en el artículo de la doctora Barba de Piña Chán,6 a solazarnos con las pintorescas descripciones de los sitios recorridos por los romeros y los investigadores, al examen de los espacios sagrados visitados y el carácter sobrenatural de las poderosas figuras femeninas interpeladas (como en el caso de la virgen de los Remedios, artículo de la maestra Agripina García, la virgen de Juquila y la del Tepeyac).
Sin duda, éste es un libro escrito no sólo para el deleite y el aprendizaje, sino también para ponderar los avances en el estudio de este fascinante fenómeno de carácter universal tan relevante en nuestro país. Otra de las aportaciones de este texto -aunque no la más importante y ciertamente no la única- es precisamente que pone a disposición de los especialistas de la religiosidad popular y de un público más amplio, un conjunto de estudios que nos proveen de una ventana a los espacios y centros regionales de poder sobrenatural, a los rituales que se realizan durante ese peregrinaje en la búsqueda del contacto con lo divino y, desde luego y no menos importante, al análisis del contexto sociopolítico en que tal fenómeno se presenta.
Sobre el autor
María J. Rodríguez-Shadow
Dirección de Etnología y Antropología Social-INAH.
Citas
- Ross Crumrine y Alan Morinis (eds.), Pilgrimage in Latin America, Nueva York, Greenwood Press, 1991. [↩]
- Carlos Garma y Roberto Shadow (coords.), Las peregrinaciones religiosas. Una aproximación, México, UAM-Iztapalapa, 1994. [↩]
- María J. Rodríguez-Shadow y Robert D. Shadow, Pilgrimage in Latin America, en Ross Crummrine y Alan Morinis, (eds.), Nueva York, Greenwood Press, 1991, en Mesoamérica, año 13, Cuaderno 24, 1992, pp. 480-487. (reseña del libro). [↩]
- Beatriz Barba de Piña Chán (coord.), Caminos terrestres al cielo, 1998, p. 66. [↩]
- Ibidem, p. 99. [↩]
- Ibidem, p. 12. [↩]