Hacia 1942, México se había convertido en el segundo destino más importante del exilio comunista alemán después de Moscú, así como en un centro de actividades de Alemania Libre, la organización antifascista. Ello se explica por la actitud favorable del gobierno mexicano y por la colaboración establecida entre la comunidad exiliada y la izquierda local, encarnada en la figura de Vicente Lombardo Toledano. Este artículo trata de esa interacción, poco estudiada, y la ilustra con el caso de la Universidad Obrera de México (UOM), cuya fundación, en 1936, abrió una ventana a la recepción del marxismo en México. La participación en la UOM de Alfons Goldschmidt, László Radványi y André Simone confirmó el carácter de esta institución como refugio para exiliados políticos de izquierda, latinoamericanos y europeos, igualmente interesados en vincular cultura y acción política.
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DEBATE
Las dudas que formulo emergen del reclamo de consistencia interna que demandan de otras teorías y que pareciera ser una característica sustantiva de la arqueología social: ¿Es ella el ejemplo de consistencia, coherencia y el prototipo de una concepción de la teoría? ¿En sus obras se puede encontrar el camino de la cientificidad, las respuestas correctas del objetivismo, el realismo y el criterio de demarcación? La lectura que he hecho de sus textos parece demostrar que no cumplen con los requisitos que demandan a las otras teorías arqueológicas.