Una buena parte de las ideas cosmogónicas que compartían las distintas culturas indígenas del México antiguo se derivaron de relatos mitológicos complejos y muy antiguos, heredados a lo largo de los siglos, con la finalidad de comprender el origen de la humanidad y justificar su propósito práctico y existencial dentro de la sociedad. En este ensayo se analiza lo que se considera el primer mito de creación registrado en las fuentes históricas del siglo XVI, contrastando la información escrita con la evidencia arqueológica Tenocelome del Preclásico medio y relacionando los principios elementales del relato con los fundamentos de dominación masculina y shamanismo, comunes desde el periodo prehistórico hasta la actualidad, en comunidades aborígenes del Viejo y Nuevo Mundo.
[Texto completo].:: MITOLOGÍA
El estudio de la mitología huichola de Real y Zingg que aquí presento forma parte del proyecto de estudios sobre mitología que inicié hace ya algunos años y que aborda algunas recopilaciones estadounidenses de relatos mitológicos muy completos sobre el pasado, ofrecidos en cada caso por un único narrador indígena. Mi objetivo no se ha circunscrito al estudio de las variantes y transformaciones de un motivo mitológico específico, como el robo del fuego o el “buceador de la tierra”; tampoco ha sido mi intención reconstruir mitologías singulares a partir de textos ofrecidos por diferentes narradores. Lo que me interesa estudiar es la forma como los narradores particulares componen o construyen dichas narraciones en cuanto totalidades.
[Texto completo]Sabemos que los teenek antiguos tenían una religión politeísta, que creían en una pareja de dioses creadores supremos y en una serie de deidades hasta cierto punto menores, entre las que se contaban aquellas relacionadas con los fenómenos atmosféricos, con los astros y con los cuatro elementos. Tenían asimismo otras divinidades que representaban a plantas cultivadas y a los eternos enemigos de éstas, las plantas silvestres. Cada una de estas deidades a las que los teenek veneraban residía en alguno de los tres niveles que conformaban el universo.
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